La contratación de profesionales por parte de cualquier empresa implica la puesta en marcha de un proceso compuesto por una o, frecuentemente, varias pruebas diferentes.
Ésta es la prueba más habitual en cualquier proceso de selección. En realidad se trata de una conversación, generalmente entre dos personas, en la que se plantean una serie de preguntas con el objetivo de valorar si el candidato/a cumple los requisitos necesarios para cubrir el puesto de trabajo ofertado.
Aunque es difícil ofrecer una definición que abarque a todas ellos, se podrían resumir diciendo que son baterías de pruebas que sirven para medir o bien el nivel de inteligencia de una persona o bien el grado en que se poseen determinadas capacidades o aptitudes concretas.
La personalidad puede definirse como el conjunto de rasgos o patrones de conducta que diferencian a unas personas de otras.
Es un ejercicio que evalúa conjuntamente a un grupo no muy numeroso de candidatos, proponiendo un tema o situación sobre la que discutir, normalmente con la finalidad de llegar a un acuerdo para tomar una o varias decisiones en un tiempo predeterminado.
Hay muchas pruebas que se pueden realizar en un proceso de selección. A continuación se resumen brevemente las características básicas de algunas de ellas.